Con frecuencia, la gente que más nos quiere es la que más nos lastima. Hoy, observa las mejores intenciones de alguien que te lastimó, y perdona.
La esencia del perdón radica en comprender que, en realidad, no hay nada que perdonar. Nadie te ha hecho daño, y no podrán hacerte daño jamás. Todo es un recordatorio para soltar y confiar.